martes, 15 de mayo de 2018

2 SAMUEL. CAPÍTULO 9

Meribaal, acogido por David (2 Sm 21)

91David preguntó:
-¿Queda alguno de la familia de Saúl a quien yo pueda favorecer por amor a Jonatán?
2La familia de Saúl había tenido un criado que se llamaba Sibá; lo mandaron venir y el rey le preguntó:
-¿Eres Sibá?
Respondió:
-Servidor.
3El rey le preungó:
-¿Y no queda ya nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda favorecer por amor de Dios?
Sibá le respondió:
-Queda todavía un hijo de Jonatán, tullido de ambos pies.
4El rey le preguntó:
-¿Dónde está?
Sibá le contestó:
-En Lodabar*, en casa de Maquir, hijo de Amiel.
5El rey David mandó que lo trajeran de allí. 6Así se presentó a David Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl. Cayó sobre su rostro, prosternándose, y David dijo:
-¿Eres Meribaal?
Él respondió:
-Servidor.
7David le dijo:
-No temas, porque estoy decidido a favorecerte por amor a Jonatán, tu padre; te devolveré todas las tierras de tu abuelo, Saúl, y comerás siempre a mi mesa.
8Meribaal se postró y dijo:
-¿Qué soy yo para que te fijes en un perro muerto como yo?
9El rey llamó entonces a Sibá, criado de Saúl, y le dijo:
-Todas las posesiones de Saúl y su familia se las entrego al  hijo de tu amo. 10Tú, tus hijos y tus siervos le cultivaréis las tierras y  le entregaréis las cosechas para su sustento. Meribaal, hijo de tu amo, comerá siempre a mi mesa.
11Sibá, que tenía quince hijos y veinte esclavos, contestó al rey:
-Tu siervo hará todo lo que el rey le mande.
Meribaal comía a la mesa de David, como uno de los hijos del rey. 12Tenía un hijo pequeño, llamado Micá, y toda la casa de Sibá estaba al servicio de Meribaal, 13que se trasladó a Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey. Estaba impedido de ambos pies.

Explicación.

9 Es muy difícil situar cronológicamente el capítulo 9. La narración de 21,1-14 sería una buena introducción al capítulo presente si no fuera por 21,7. Por otra parte, la respuesta de Sibá en el v. 3 da la impresión de que no conoce a otros miembros de la familia de Saúl.

El gesto de David es un acto de lealtad o fidelidad a un juramento (1 Sm 20,11-17.42). Es también un gesto magnánimo para con la familia de su rival. Además es una sagaz medida política: trayendo a la corte al descendiente de Saúl, lo tiene vigilado y neutralizado.

Ese favorecer tiene otro sentido especial: es una concesión que liga al recipiente con el vínculo de lealtad. En Meribaal la "Casa de Saúl" se prosterna y rinde homenaje al nuevo rey, cumpliendo el homenaje anticipado de Saúl y de Jonatán; expresamente se declara "siervo", que puede significar vasallo. David otorga las posesiones de familia, que se convierten ahora en don suyo (v.9).

El honor de comer a la mesa real es un reconocimiento cotidiano de dependencia. Hubo un tiempo en que David comía a la mesa de Saúl (1 Sm 20). Si tenemos presente la promesa dinástica a la "casa de David", que acabamos de leer en el capítulo 7, sentiremos el contraste al oír nombrar cuatro veces a "la casa (familia) de Saúl"; como la primera se establece por la gracia de Dios, la segunda subsiste por la gracia de David. Pero ha dejado de ser familia real: vivía en casa prestada "en casa de Maquir", en una aldea que suena a "Pocacosa" (Lo dabar); vivirá en la ciudad personal de David.

9,3 Al final de este verso encajaría bien la nota de 4,4, sobre la cojera del personaje.

9,4 En Transjordania, probablemente no lejos de Los Castros, donde se refugió Isbaal. * = Poca cosa.

9,7 Véase 1 Re 18,19; 2 Re 25,29-30.

9,10 Entiéndase para el sustento de su casa, que se habría trasladado con él a Jerusalén, y no comía a la mesa real.

9,11 1 Re 18,19.

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