martes, 15 de mayo de 2018

2 SAMUEL. CAPÍTULO 3

31La guerra entre las familias de Saúl y David se prolongó. David iba afianzándose, mientras la familia de Saúl iba debilitándose.
2David tuvo varios hijos en Hebrón: el primero fue Amnón, de Ajinoán, la yezraelita; 3el segundo fue Quilab, de Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, de Maacá, hija de Talmay, rey de Guesur; 4el cuarto, Adonías, de Jaguit; el quinto, Safatías, de Abital; el sexto, Yitreán, de su esposa Eglá. 5Esos fueron los hijos que tuvo David en Hebrón.

Asesinato de Abner

6Abner fue afianzándose en la casa de Saúl, mientras ésta estuvo en guerra con la de David. 7Saúl había tenido una concubina llamada Rispá, hija de Ayá. Isbaal dijo a Abner:
-¿Por qué te has acostado con la concubina de mi padre?
8A Abner le molestó mucho aquella pregunta de Isbaal y le contestó:
-¡Ni que fuera yo un perro! De modo que estoy trabajando lealmente por la casa de tu padre, Saúl, sus hermanos y compañeros y no te entrego en poder de David, ¡y ahora me echas en cara un asunto de mujeres! 9Que Dios me castigue si no trabajo yo para que se cumpla el juramento del Señor a David: 10<<Le pasaré el reino de Saúl, afianzaré el trono de David sobre Israel y Judá, desde Dan hasta Berseba>>.
11Isbaal, de puro miedo, no fue capaz de replicarle. 12Entonces Abner despachó unos emisarios a Hebrón para hacer a David esta propuesta:
-El país, ¿para quién es? (Quería decir: <<Haz un pacto conmigo y te ayudaré a poner todo Israel de tu parte>>).
13David respondió:
-Está bien. Yo haré un pacto contigo. Sólo te exijo una cosa: cuando vengas a verme, no te recibiré si no me traes a Mical, hija de Saúl.
14David despachó también emisarios a Isbaal, hijo de Saúl, pidiéndole:
-Devuélveme a mi mujer Mical, con la que me casé pagando por ella cien prepucios de filisteos.
15Entonces Isabaal mandó quitársela a su marido, Paltiel, hijo de Lais. 16Paltiel la siguió hasta Bajurín, llorando detrás de ella. Abner le dijo:
-¡Hala, vuélvete!
Y se volvió.
17Abner había hablado a los concejales de Israel:
-Hace algún tiempo pretendíais que David fuera vuestro rey. 18Pues bien, ha llegado el momento; porque el Señor dijo acerca de David: <<Por medio de mi siervo David salvaré a mi pueblo, Israel, del poder de los filisteos y de todos sus enemigos>>.
19Abner habló también a los de Benjamín. Después fue también a Hebrón a hablar personalmente con David y comunicarle lo que habían acordado Israel y Benjamín. 20Cuando Abner, con veinte hombres, llegó a Hebrón para hablar con David, éste los convidó. 21Abner le dijo:
-Voy a ir a reunir a todo Israel ante el rey, mi señor, para que hagan un pacto contigo y seas rey según tus aspiraciones.
David lo despidió y él marchó en paz.
22Pero los soldados de David venían con Joab de una correría y traían un gran botín. Abner no estaba ya en Hebrón, porque David lo había despedido y había marchado en paz. 23Cuando entraron Joab y su ejército, les dieron la noticia.
-Ha venido Abner, hijo de Ner, a visitar al rey, y el rey lo ha despedido y se ha marchado en paz.
24Entonces Joab se presentó al rey y le dijo:
-¿Qué has hecho? Ahora que se te había presentado Abner, ¿por qué lo has despedido dejándolo marchar sin más? 25¿No sabes que Abner, hijo de Ner, vino a engañarte para averiguar tus movimientos y enterarse de lo que piensas?
26Joab salió de palacio, y sin contar con David, despachó emisarios tras Abner, que lo hicieron volver desde el pozo de Sirá. 27Cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a un lado de la entrada para hablar con él a solas, y allí lo hirió en la ingle y lo mató, para vengar la muerte de su hermano Asael. 28David se enteró muy pronto y dijo:
-Ante el Señor y para siempre, yo y mi reino somos inocentes de la sangre de Abner, hijo de Ner. 29¡Respondan de ella Joab y su casa! No falten nunca en tu familia tiñosos ni gonorreicos, castrados, muertos a espada y muertos de hambre.
30Joab y su hermano Abisay asesinaron a Abner porque éste les había matado a su hermano Asael en la guerra junto a Gabaón.
31David ordenó a Joab y a sus acompañantes:
-Rasgaos las vestiduras y ceñíos un sayal y haced duelo por Abner.
32El Rey David caminaba detrás del féretro. Y cuando enterraron a Abner en Hebrón, el rey gritó y lloró junto a su tumba. Todos lloraron, 33y el rey entonó este lamento por Abner:
<<¿Tenía que morir Abner
como muere un insensato?
34Sus manos
no conocieron las cadenas
ni sus pies los grilletes.
Caíste como se cae
a manos de traidores>>.
35Todos siguieron llorándolo y luego se llegaron a David para obligarlo a comer mientras fuese de día, pero David juró:
-¡Que Dios me castigue si antes de ponerse el sol pruebo pan o lo que sea!
36Cuando la gente lo supo, a todos les pareció bien, como todo lo que hacía el rey. 37Aquel día supieron todos, y lo supo todo Israel, que el asesinato de Abner, hijo de Ner, no había sido cosa del rey.
38El rey dijo a sus cortesanos:
39-Ya veis que hoy ha caído en Israel un gran general. Yo he sido hoy blando, aunque ungido como rey, mientras que esa gente, los hijos de Seruyá, han sido más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor su merecido.

Explicación.

3,1 Guerra en el sentido de oposición, hostilidad, y en algunos momentos con lucha declarada.

3,3-5 De estos hijos el primero, el tercero y el cuarto figurarán en la historia posterior. Los dos últimos llevan nombre teofórico yavista. Emparentando con el rey de Guesur, reino arameo al nordeste del lago de Genesaret, David adquiere rango y apoyo político en caso de necesidad.

3,6-21 Pasados algunos años, Abner cae en la cuenta de que el reino de Isbaal no tiene porvenir. La debilidad fantasmal del rey, muy cómoda para los planes del que gobernaba de hecho, se vuelve contra él, denunciándolo como mantenedor de una causa perdida. Porque el pueblo no sigue a Abner, sino a la monarquía de Saúl. Esta monarquía, nacida para defender al pueblo contra los filisteos, ha fracasado en Saúl y en su hijo; sólo David podrá realizar de nuevo la independencia. El estado de opinión a favor de David se va haciendo fuerte, incluso en la tribu de Saúl, Benjamín. Abner lo reconoce y a tiempo decide montarse y guiar hacia el Sur. Así, tomando la iniciativa, podrá poner condiciones a David y conseguir un puesto relevante en la corte del nuevo señor, incluso desbancando a Joab, sobrino de David.

Falta un pretexto para comenzar la acción, y el mismo Isbaal se la procura. Tomar la concubina del rey difunto es en primer lugar una injusticia, porque el harén toca en herencia al sucesor; además puede significar pretensiones de alzarse con el trono, como indican 16,20-22 y 1 Re 2,13-25. La queja del rey es justificada, pero Abner no tolera reproches de su protegido real; se considera gravemente ofendido en su lealtad a la casa real, y por ello libre del deber de lealtad. Por si fuera poco, puede invocar uno de los oráculos que David ha recibido de algún profeta. La formulación del oráculo bien puede deberse al narrador, pues si la primera parte responde a palabras de Samuel (1 Sm 15,28-29), la segunda parte define a posteriori los límites del reino de David.

David comprende la importancia de la oferta: más o menos lo que venía esperando; y antes de aceptar pone una condición importante. Pidiendo a Mical, reclama un derecho, pone a prueba al general Abner con un asunto comprometido, tantea la capacidad de resistencia de Isbaal, restablece su vínculo familiar con Saúl consolidando así su pretensión al trono unificado. Isbaal no sabe resistir y el mismo Abner se encarga de traer a la princesa.

El mensaje de Abner parece intencionadamente ambiguo. En forma de pregunta puede contener una oferta amplia (véase 1 Sm 9,20). Sus palabras al final del banquete muestran una seguridad absoluta, subrayada por los tres verbos en primera persona y la quíntuple aliteración: asume el papel de protagonista, capaz de mover a "todo Israel", y conoce las aspiraciones de David.

2,7 2 Re 16,20-22; 1 Re 2,13-15.

3,10 1 Sm 15,28.

3,22-27 Parece que David reside en Hebrón dedicado a gobernar, y ha delegado en Joab el ejercicio militar de las incursiones al Sur. Joab es impulsivo, violento; se atreve a reprochar al rey, su tío, y a obrar sin su consentimiento en asuntos graves. Pero es que tiene sus motivos para enfrentarse con Abner: en primer lugar, le toca vengar la sangre de su hermano Asael; en segundo lugar, fácilmente descubre que Abner es una amenaza para su posición en el reino de David; por eso, su acusación contra Abner parece un simple pretexto. Lo más probable es que Joab estuviera al corriente de las negociaciones y del cambio de opinión en Israel. El modo de ejecutar la venganza es más eficaz que noble.

3,27 Nm 35,19.

3,28-39 El desenlace perjudica seriamente a David. Ahora que la fruta deseada estaba madura y para caer, el asunto se complica: le han quitado el hombre de poder y prestigio que iba a realizar la transmisión pacífica de poderes; además se ha creado la impresión de que todo ha sido urdido por David, de que ha sido un acto de felonía; ¿se podrán fiar de él? Dentro de su reino la persona de Joab se vuelve peligrosa para el mismo rey.

David reacciona urgentemente y con toda energía. Primero hace un juramnto público de inocencia, como se estilaba entonces, y que tiene valor decisivo, porque el Señor castiga el perjuro. Al mismo tiempo hace recaer públicamente la culpa sobre Joab. No puede castigar al vengador de la sangre fraterna, pero lo maldice, dejando el castigo a Dios. Después ordena un funeral solemne por el muerto, al que asiste en cabeza dedicándole una elegía personal; y fuerza al asesino a asistir al funeral. Joab tiene que someterse públicamente al mandato real y escuchar la elegía que lo afrenta. Al funeral sigue un ayuno de corte.

La reacción de David hizo gran impresión allí y probablemente se divulgó fuera de su reino de Juda; es lo que quiere decir el narrador en el v. 37.

3,33-34 La elegía es difícil por su concisión. El verso central se podría interpretar como un recuerdo de su carrera militar: nunca cayó prisionero. Los versos primeros y último son un alarde de efectos sonoros, generados por el nombre ´bnr y el verbo caer (napal), insensato (nabal), ante (lipnê) hijos (benê).

3,39 La oposición blando-duro la entienden otros como débil-fuerte. Pero David pretende dar testimonio de su voluntad conciliadora.

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